“Aquí no pasa nada increíble. Sólo lo de siempre”. Aunque lo de siempre sea feroz. Aunque lo increíble sea la propia vida, con su dolor y su impotencia. Con su ignorancia y su esperanza. Nada nuevo, retiario, tú eso lo deberías saber.

A veces nos dejamos llevar, pese a nuestra irritación y nuestra resistencia, de una histeria sentimental; caemos en el paroxismo, en la exaltación extrema. Y nos enamoramos de alguien o de algo; de un poema, de un gesto, de una voz, de unos ojos aislados... mismamente de una escultura... de un olor que relacionamos con algo remoto... quizá sólo buscamos una querencia, aquel hueco de infancia en el que los recuerdos no son lo suficientemente nítidos.

Ya sabemos, gladiador, que ni siquiera es fiable nuestra propia memoria...

lunes, 5 de noviembre de 2012

TROMPE L´OEIL

 
 Benjamin Britten.
Variations on a Theme  by Frank Bridge.
 Wiener Walzer.

                                      





                     TROMPE L´OEIL



Estos son. Mis frases y mis silencios;   
Las losas húmedas de tanto orgullo.     
Un estruendo indomable o un murmullo,
El telón pardo de mis días necios.

Te presento la hondura y la derrota  
Desde donde aún cruzo, huyo y regreso  
A encubrir el saqueo del afán preso         
Y el desconsuelo, en memoria rota.

El haz de luz disperso en el que fundo
Tanta y tanta oquedad... tanto pretexto.
Mi historia quedó fuera de contexto     
Por su terco alegato, infecundo.

Son las razones de mi sinrazón  
Del estupor rasgado y la certeza               
Aguda. Ese crimen sin belleza,
Del que un día me hablaste: la desazón.  

Hoy te recuerdo, desnudas, mis bazas.
Una endeble combinación de trío
(También de lo patético me río; 
No te sorprendas si no me doy trazas). 

Ten. La arqueología de mi dulzura        
Ya discutí sobre la sugerencia               
De la gracia latiendo en decadencia
-Pero es argumento de amargura-.

Los miras y te ven. Nuevos despojos,
Hoguera voraz que el tiempo aplacó.   
¡Fue, de veras, tan hermoso el rondó...!  
Y, sin embargo... son los mismos ojos.
 
                                         (De los poemas de Lucius Aelius)





5 comentarios:

  1. ¡Queremos más poemas, Ruga! ¡Perezoso! ¡Haragán!¡Cansaalmas!¡GLADIADOR!

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  2. ¿Y tú, precisamente tú, me reprochas holgazanería?
    ¡Por Júpiter! Te ha debido sentar mal el vino agrio de la Suburra ¿o quizás es que aún te duran los vapores del licor que te escanciaste en “Le Psyence”?

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  3. Querido Ruga, siempre que te leo, me haces sentir idiota. ¡Y que tengas e valor de ensalzar mis taburetes decorados!

    Abrazos y una reverencia.

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  4. Humilde Alberto: si me pusieran delante un papel para diseñar, un cartón para dibujar, un mueble para restaurar… no me sentiría idiota, no. ¡Este zascandileado corpachón, simplemente se desmoronaría de impotencia!

    Abrazos. (Excusa que mi reverencia quede a la espera de que mi fustigado espinazo se recupere del último combate. Como sabrás, anda uno ya en la edad que dicen venerable… si ese adjetivo cuadrase con mi mercenaria ocupación).

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  5. Precioso, como siempre. A la altura de esa bellísima mirada.

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