Benjamin Britten.
Variations on a Theme by Frank Bridge.
Wiener Walzer.
TROMPE L´OEIL
Estos son. Mis frases y mis silencios;
Las losas húmedas de tanto orgullo.
Un estruendo indomable o un murmullo,
El telón pardo de mis días necios.
Te presento la hondura y la derrota
Desde donde aún cruzo, huyo y regreso
A encubrir el saqueo del afán preso
Y el desconsuelo, en memoria rota.
El haz de luz disperso en el que fundo
Tanta y tanta oquedad... tanto pretexto.
Mi historia quedó fuera de contexto
Por su terco alegato, infecundo.
Son las razones de mi sinrazón
Del estupor rasgado y la certeza
Aguda. Ese crimen sin belleza,
Del que un día me hablaste: la desazón.
Hoy te recuerdo, desnudas, mis bazas.
Una endeble combinación de trío
(También de lo patético me río;
No te sorprendas si no me doy trazas).
Ten. La arqueología de mi dulzura
Ya discutí sobre la sugerencia
De la gracia latiendo en decadencia
-Pero es argumento de amargura-.
Los miras y te ven. Nuevos despojos,
Hoguera voraz que el tiempo aplacó.
¡Fue, de veras, tan hermoso el rondó...!
Y, sin embargo... son los mismos ojos.
(De los poemas de Lucius Aelius)
¡Queremos más poemas, Ruga! ¡Perezoso! ¡Haragán!¡Cansaalmas!¡GLADIADOR!
ResponderEliminar¿Y tú, precisamente tú, me reprochas holgazanería?
ResponderEliminar¡Por Júpiter! Te ha debido sentar mal el vino agrio de la Suburra ¿o quizás es que aún te duran los vapores del licor que te escanciaste en “Le Psyence”?
Querido Ruga, siempre que te leo, me haces sentir idiota. ¡Y que tengas e valor de ensalzar mis taburetes decorados!
ResponderEliminarAbrazos y una reverencia.
Humilde Alberto: si me pusieran delante un papel para diseñar, un cartón para dibujar, un mueble para restaurar… no me sentiría idiota, no. ¡Este zascandileado corpachón, simplemente se desmoronaría de impotencia!
ResponderEliminarAbrazos. (Excusa que mi reverencia quede a la espera de que mi fustigado espinazo se recupere del último combate. Como sabrás, anda uno ya en la edad que dicen venerable… si ese adjetivo cuadrase con mi mercenaria ocupación).
Precioso, como siempre. A la altura de esa bellísima mirada.
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